Que la crítica de las últimas décadas haya cuestionado la autobiografía como género, se debe a la idea de la imposible representación del sujeto y a su consideración como creación verbal, aunque tal convencimiento se ha visto reforzado por la convergencia discursiva de lo biográfico y lo inventado en la fórmula de la autoficción. La presente investigación está dirigida a confirmar la voluntad novelesca de unos textos que recogen formas muy personales de convertirse el autor en protagonista de su propia novela, tanto como a estudiar la diferencia que existe entre dicha intención y la que genera en enunciado personal emitido con responsabilidad del autor. En cuanto modo de representación del yo que señala al creador de ficciones, Autobiografía de Federico Sánchez de Jorge Semprún, Penúltimos castigos de Carlos Barral, Estatua con palomas de Luis Goytisolo, El jinete polaco de A. Muñoz Molina y las obras de Enriqueta Antolín: La gata con alas, Regiones devastadas y Mujer de aire se van a mostrar como producto de las concepciones estético-ontológicas que determinan el momento cultural del último cuarto de siglo.